jueves, 6 de diciembre de 2012

Me gustaría pediros perdón por este largo tiempo de inactividad.... lo siento. La verdad es que con esto de 2º de Bachillerato no tengo mucho tiempo libre. Pero tranquilos porque pienso terminar la historia cuando tenga un poquito de tiempo. Muchas gracias por vuestro apoyo!

lunes, 16 de julio de 2012

CAPÍTULO 7


7
Me sentía fatal. El fin de semana fue horrible, sus palabras me habían destrozado. Perdí el apetito y el sueño, mis padres empezaron a preocuparse ya que tampoco quería hablar con nadie. Deseaba con todas mis fuerzas que llegara el lunes, necesitaba hablar con ella, pedirle una explicación.
Subí los tres escalones del autobús, estaba nervioso. Saludé a Miguel y dirigí mi mirada hacia el asiento normalmente ocupado por Sofía. Me sorprendí. Estaba vacío.
No me lo podía creer. El día que más necesitaba hablar con ella, y no estaba. Además no fallaba casi nunca. Pensé que estaría enferma, así que decidí ir a su casa.
Con la mochila todavía colgada de la espalda, bajé del autobús, que continuó su ruta dejando a la vista la pequeña casa color cobrizo, situada al lado del supermercado. Subí lentamente los escalones del porche, haciendo crujir cada peldaño de madera. Llamé al timbre y esperé impaciente por ver de nuevo a Sofía. Nada, nadie venía a abrirme, no se escuchaba ningún movimiento proveniente del interior de la casa. Volví a llamar. Nada. Empecé a preocuparme, no era muy normal que Sofía no hubiera ido a escuela, y que tampoco estuviera en casa. Esperé unos segundos más. La puerta continuaba sin abrirse así que empecé a andar cabizbajo hacia casa. Cuando solamente había dado tres pasos, me giré hacia el pequeño callejón que debería dar a la parte de atrás de la casa, y instintivamente me adentré en él. Era muy estrecho y a pesar de que todavía era de día allí dentro no se veía nada, la hierba me llegaba a las rodillas. Seguí andando lentamente por el angosto camino hasta que salí al patio de atrás de la casa, como había imaginado. Era un patio ancho con un gran árbol en el centro, y rodeado de setos y arbustos. Aunque la verdad es que tenía un aspecto bastante abandonado. Me acerqué a la puerta blanca, de madera que conducía al interior de la casa. Intenté abrir pero estaba cerrada, normal, pensé, la mía casi siempre estaba cerrada. Me giré hacia la izquierda y observé que había una ventana no muy lejos, mi última oportunidad. Me asomé lentamente al interior. Aún tengo pesadillas con lo que vi. En aquel momento, al ver la escena, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me quedé helado, petrificado, sin aliento, me faltaba el aire. Lo que vi a través del cristal fue a Sofía tirada en el suelo, inmóvil, con un charco de sangre rodeando su cabeza. Sin pensármelo dos veces, cogí una piedra del suelo y rompí la ventana. Al abalanzarme hacia el interior me corté en el brazo con un trozo de cristal roto que continuaba enganchado al marco de la ventana. Aullé de dolor pero ni siquiera paré a mirarme la herida, lo único que me importaba en aquel momento era Sofía. La llamé varias veces pero seguía sin mostrar señales de vida. Al acercarme pude ver la brecha que tenía en la cabeza, aquello me hizo temer lo peor. Empecé a llorar, estaba temblando, no sabía qué hacer. Instintivamente acerqué mi cabeza a su pecho y… ¡Sí!, lo escuchaba muy débilmente, era el latido de su corazón. Recobré la esperanza, ¡Seguía viva! Rápidamente saqué mi móvil y después de tres intentos conseguí llamar a la ambulancia. Después de explicarles como pude lo ocurrido, y de decirles  la dirección, que por suerte me sabía de memoria desde que Sofía me la había dicho: “Calle Mayor, número 43, al lado del supermercado”, me dijeron:
- “Enseguida estaremos ahí, tranquilo”.
 Me senté al lado de Sofía a esperar y aunque sabía que ella no podía oírme le dije con lágrimas en los ojos:
-"Aguanta Sofía, ya vienen a ayudarte ¿vale?,por favor, aguanta".





martes, 24 de abril de 2012

CAPÍTULO 6


Bueno, antes que nada, me gustaría resaltar que en el examen de matemáticas saqué…¡¡UN 7!! , sí, lo sé, tampoco es que sea una nota buenísima, pero yo estoy orgulloso, y más sabiendo que es la mejor nota que he sacado desde que vengo al instituto. Mi profesor estaba muy sorprendido, tanto que contó los puntos del examen varias veces para asegurarse. Y todo se lo debo a Sofía. Cuando se lo conté se puso muy contenta, ella quiere ser profesora, y seguro que lo será, además una muy buena.
Me enteré por el Tuenti de que el cumpleaños de Sofía era el viernes siguiente. Era la oportunidad perfecta para darle las gracias por su ayuda en el examen y sobre todo para decirle lo que sentía por ella. Tenía que comprarle un regalo así que el lunes fui a una joyería que había cerca y le compré un colgante precioso, tenía forma de corazón y al abrirlo podías poner una foto. Sé lo que estáis pensando y…sí me costó la paga de todo el mes, pero siendo un regalo para Sofía no me importaba. Ahora solo necesitaba un lugar perfecto para darle el regalo y después de pensar un rato por fin di con él.
Quedé con Sofía para ir allí el viernes por la tarde con las bicis. Pero no le dije dónde íbamos, quería que fuera una sorpresa. Aquel lugar era muy especial para mí y esperaba que después de la tarde del viernes también lo fuera para ella.
Llegó el viernes, y a las 6:30 ya estábamos los dos en la puerta de mi casa listos para empezar la excursión. Pedaleamos durante unos veinticinco minutos porque estaba un poco lejos, pero la verdad es que el viaje se hizo ameno ya que íbamos hablando y contándonos chistes todo el tiempo. Llegamos y dejamos las bicis apoyadas en un gran árbol, donde las parejas escribían sus nombres, desee  poder escribir algún día mi nombre junto al de Sofía en aquel árbol. Le pedí a Sofía que cerrara los ojos y la cogí de las manos para guiarla hasta que llegamos cerca del borde del acantilado. La hierba verde se movía con la brisa, el mar azul se extendía por el horizonte mientras el sol empezaba a esconderse por detrás y en el cielo anaranjado no había ni una sola nube. La escena la culminaba la música de fondo que producían las olas al golpear contra las rocas del acantilado
Dejé a Sofía que abriera los ojos
-Oh…Álex, ¡¡Es precioso!!- dijo Sofía si perder detalle de la hermosa vista.
La verdad es que si que lo era. Aquel lugar me lo había enseñado mi hermana Laura cuando éramos pequeños. Creo que ésa fue una de las pocas cosas buenas que mi hermana había hecho por mí. Me encantaba aquel lugar, cada vez que estaba triste o necesitaba pensar iba allí.
Antes de que Sofía dijera algo más, me acerqué y le puse el colgante mientras le decía-Felicidades Sofía…
Se quedó atónita, mirando el colgante y después a mí.
-Gracias…pero no…
-Shhh-la corté dulcemente mientras ponía mi dedo sobre sus delicados labios-Te quiero, Sofía…
Nos quedamos mirándonos. Un segundo, dos, tres…Entonces empezamos a acercarnos lentamente hasta que nuestro labios se fundieron en un beso. No era mi primer beso, pero si fue el más intenso. Perdí la noción del tiempo y del espacio, solo estábamos yo y Sofía. Pero cuando menos lo esperaba Sofía cortó nuestro beso, apartándose lentamente. Me miró fijamente a los ojos y me dijo:
-Álex lo siento, también te quiero pero lo nuestro no puede funcionar, es por tu propio bien
Una lágrima caía por su mejilla. Se dio la vuelta y empezó andar hacia la bici. Quise correr detrás de ella, pedirle una explicación pero no podía moverme, mis piernas no respondían. Sus palabras me habían dejado petrificado. Lo único que pude hacer fue quedarme allí, de pie, observando cómo la persona a la que más amaba de éste mundo se alejaba poco a poco de mí.

miércoles, 29 de febrero de 2012

PREMIO :)

Bueno en primer lugar me gustaría agradecer a Julia el premio que me ha dado en su blog....estoy muuuuuy contento jajja es mi primer premio MUCHAS GRACIAS. También me gustaría informaros que próximamente, seguramente el viernes, subiré una historieta que escribí hace un tiempo estad atentos :) Gracias a todos mis seguidores UN ABRAZOOO

martes, 28 de febrero de 2012

CAPÍTULO 5


5
Entré a casa y subí la escalera sigilosamente, todo estaba en silencio. Me cambié, cogí mi Ipod y me metí en la cama. La imagen del beso vino de nuevo a mi mente y un interrogante empezó a surgir con ella. ¿ Era el momento de decirle a Sofía lo que sentía por ella?. Recuerdo que me dormí mientras se escuchaba de fondo la canción “Solamente tú “ de Pablo Alborán.
En las semanas siguientes todo continuó igual, seguía aburriéndome en el instituto , cateando exámenes y todos los días, después de las clases hablábamos durante el corto trayecto que separaba el autobús de mi casa. Me encantaba pasar ese rato con ella en el que olvidaba temporalmente todos mis problemas, pero para mí no era suficiente, necesitaba pasar más tiempo con Sofía y no sabía cómo hacerlo. Hasta que un día en una de nuestras conversaciones, en la que hablábamos de cómo nos iba en el instituto:
-Pues voy fatal en matématicas, las odio, y creo que el profesor a mí también y para colmo la semana que viene tengo examen de 3 temas…
-Pues a mí me encantan las mates, si quieres te puedo ayudar a estudiar…
No me lo podía creer era mi oportunidad para pasar más tiempo con ella, que al ver que yo no contestaba me dijo:
-Bueno ¿Qué te parece?
-Perfecto, me parece absolutamente perfecto.
Sofía soltó una pequeña carcajada
-¿Quedamos mañana después de las clases? Digamos …¿a las 6?
-Digamos que allí estaré-dije mientras parábamos enfrente de mi casa.
-Bueno pues hasta mañana!!
-Adiós.




Subí los escalones del porche y llamé al timbre. Miré mi reloj, las 17:55. Me gustaba ser puntual. Me arreglé un poco el pelo, enseguida la puerta se abrió:
-Hola
-Hola, adelante pasa
La casa era pequeña pero acogedora, todo estaba muy ordenado y olía como a galletas recién hechas. Me guió a una habitación dónde había muchas estanterías con libros, y una mesa dónde había un ordenador. Supuse que sería donde Sofía estudiaba.
-Siéntate, enseguida vengo.
Hice lo que me dijo. En dos minutos volvió con una bandeja llena de galletas y dos vasos de leche mientras dijo
-¿Has merendado?
-No, pero no hacía falta que te molestaras.
-Tranquilo no es molestia, además tengo hambre- dijo con una sonrisa.
Sofia cogió una galleta, se la llevó a la boca y dijo:
-¿Empezamos?
Repetí su gesto mientras decía :
-Venga
Sofía explicaba muy bien, la entendía mucho mejor que a mi profesor. Por primera vez en mi vida sabía cómo hacer los ejercicios de matemáticas, y todo gracias a ella. Sin darnos cuenta se hicieron las 19:30.
-Ya va siendo hora de que me vaya-dije, aunque no tenía ninguna gana de marcharme.
En ese momento se oyó a alguien entrando a la casa  y una voz grave y potente que dijo:
-Ya estoy en aquí !!!
-Oh no, mi padre, lo había olvidado- dijo Sofía levantándose rápidamente.
Por la puerta apareció un hombre grande y bastante gordo, con cara de pocos amigos.
-No huelo la cena y tengo hambre!!!
-Ho…hola papá, lo siento pero he estado ocupada y no he podido…
- ¿Cómo?-la cogió del brazo- Pues empieza ya a cocinar- y acto seguido la empujó hacia la cocina
-¡Oiga! No la trate así !!-me atreví a decir, después de haber observado la escena
El hombre se giró hacia mí, en ese momento lamenté haber hablado.
-¿¡Y tú quién eres?!
-Tranquilo, ya se i…-intentó decir Sofía.
-¡¡Cállate!!-la cortó su padre- ¿Y bien?- me dijo
- Soy un amigo de Sofía…- me dolió mucho decir aquellas palabras . La miré, estaba triste, cómo el día que la vi en el autobús- … y ya me iba…-dije finalmente
-¡Pues ya tardas!
Al pasar por su lado, un fortísimo olor a alcohol me llegó a las fosas nasales.
-Adiós-dije, sin obtener respuesta alguna.
De camino a casa continuaba en estado de “shock”, todo lo que había ocurrido me había dejado atónito. Aquel hombre estaba maltratando a Sofía, ¡¡A su hija!! No me lo podía creer. “Puede que no sea para tanto, mi madre también me riñe muchas veces” quise pensar para tranquilizarme un poco. Lo que no sabía era que estaba totalmente equivocado.

domingo, 5 de febrero de 2012

CAPÍTULO 4

4
¡Por fin! Por fin había llegado el sábado y eran la siete y cuarto, me cambié y me arreglé (casi me acabé el frasco de colonia). Le dije a mi madre que me marchaba con los amigos y a pesar de que salí rápidamente, al cerrar la puerta aún pude oír la voz de mi madre chillando:
-¡No vuelvas tarde!
Empecé a andar deprisa hacia casa de Sofía, tenía muchas ganas de volver a verla y volver a hablar con ella , ya que el viernes no la había visto porque tuve entrenamiento de fútbol en la escuela.
Su casa era pequeña, de color cobrizo y como ella me había dicho, estaba al lado del supermercado, al otro lado había un pequeño callejón que seguramente daría al patio de atrás. Subí los escalones de madera que daban al porche y llamé al timbre, enseguida me abrió Sofía llevaba una camisa de tirantes rosa y unos vaqueros rasgados, estaba guapísima. Un aroma a perfume embriagador me llegó, me encantaba ese aroma.
-Bueno,¿Nos vamos?
-Claro
Durante el camino hacia el cine empezamos a hablar de nosotros.
El primer turno fue para mí y después de haberle contado todo lo referido a mi familia y a mí  le tocó a ella. Como ya me había dicho se había mudado aquí por el trabajo de su padre, que trabajaba para una agencia de transportes. Él estaba casi todo el día fuera así que era ella la que tenía que hacer las tareas de la casa y las comidas para cuando su padre llegara de trabajar. Esto hizo que empezara a sentir un poco de pena por ella y todavía más cuando metí la pata al preguntarle por su madre, que había muerto hacía un año por un cáncer.
-Lo siento mucho, no quería…
-Tranquilo no pasa nada…-me dijo con una sonrisa en la boca.
Cada vez me gustaba más esa chica.
Enseguida llegamos al cine, dónde estaban esperándonos todos mis amigos, era momento para las presentaciones.
Una a una fui presentando primero a las chicas, al llegar al turno de Belén estaba un poco nervioso por cómo reaccionaría, pero ésta dijo “Encantada” y le dio dos besos como habían hecho las demás. Luego lo mismo con los chicos pero cuando le dio dos besos a Jorge este le miraba con mucha atención y luego se acercó a mí y me dijo en voz baja
-Oye tío que buena está!!!
No le dije nada, pero creo que con la mirada que le dirigí tuvo suficiente. Entramos al cine, cada uno iba con su pareja , así que me alegré de haber venido con Sofía, sino me hubiera sentido un poco solo y apartado.
La película no estuvo mal, aunque la verdad no preste mucha atención. Estaba más pendiente de Sofía y de cada uno de sus movimientos. Nos habíamos sentado juntos, y yo había comprado palomitas para los dos. En uno de los viajes que hizo mi mano hacia los aperitivos de maíz, mi mano rozó la suya. Instintivamente los dos nos giramos mirándonos fijamente a los ojos. Fueron sólo unos segundos pero para mí fueron eternos, me hubiera quedado allí el resto de mi vida si hubiera podido. Pero todo lo bueno también debe acabar, un fuerte estruendo en la película nos devolvió a la realidad.
Al salir del cine fuimos todos a cenar al McDonalds y después de cenar fuimos a dar una vuelta. A las doce y pico vi que Sofía no dejaba de mirar su reloj así que le pregunté si quería que la acompañara a casa. Nos despedimos de todos y empezamos a caminar. Durante el regreso hablamos sobre la película y de que le habían parecido mis amigos, “muy majos” fueron sus palabras, acompañadas de una dulce sonrisa. Al llegar a la puerta de su casa ella me dijo:
-Álex muchas gracias por todo lo que estás haciendo por mi, eres muy amable
- No hay de que, es lo menos que podía hacer.
Nos quedamos un rato mirándonos y de repente ella se acercó, me dio un beso en la mejilla y rápidamente entró en casa. Me quedé atónito, durante un rato estuve pensando en aquel beso que me había dado sin que me lo esperara, ojalá me hubiera dejado devolvérselo, una sonrisa se dibujó en mi cara. Empecé a andar hacia casa, estaba cansado…pero a la vez me sentía el chico más afortunado del mundo.